7/2/10

¿Por qué el título?

Seguramente a estas alturas se estén preguntando por qué el nombre que le puse al blog, y a eso ayuda el hecho de que todavía no haya publicado nada. Bien, voy a explicarlo.
Paseaba con un amigo por el zoológico de La Plata, alrededor del recinto del oso de anteojos que, después de mucho tiempo ausente, había vuelto a aparecer, cuando me encontré con que el oso compartía el ambiente con varios coatíes (además de los pavos reales que andan por donde quieren). Todos los mamíferos se encontraban bastantes estáticos, por así decirlo, así que decidimos marcharnos.
Unos pasos más adelante, de espaldas al oso, escuchamos sus rugidos que, por cierto, eran aterradores. Ante algo tan fuera de lo normal en el zoológico, fuimos a ver inmediatamente y nos topamos con la pelea: el oso estaba rugiéndole a un coatí. Pero el coatí (que no supera los 8 kilos como máximo), se puso de pie y le plantó cara al oso (de 140 kilos aproximadamente). El oso rugía y el coatí emitía sus femeninos chillidos y tiraba cortos ganchos de derecha, en lo que parecía una pelea desigual. Sin embargo, contra todas las apuestas, el oso se retiró corriendo y ¡casi llorando! a buscar refugio en la pileta que suponía ser una laguna. A lo que voy es esto: todo es capaz de sorprendernos. No debemos dar por sentado que las cosas van o no van a pasar. Eso nos encierra en el pesimismo, en la mala onda, en el egoísmo y no permite que progresemos en ningún aspecto. Debemos aprender a mirar al mundo como algo que no conocemos, y no conformarnos con lo que vemos en televisión. El mundo está AFUERA, es cuestión de buscarlo.

Y ahora, les dejo la foto del gran campeón sudamericano:

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Che, no es justo, ese día aposté al oso que había tomado esteroides a que se comía al coatí en menos de 1 minuto.
Ahora empiezo a preguntarme si los esteroides fueron puesto en el bebedero correcto.

Hexo dijo...

Muy buena historia, Pipi. Unas palabras muy bonitas. Que tengas suerte, y sigue adelante. ;)

Anónimo dijo...

Guau que increíble historia, ese coatí merece una medalla de valor. Por cierto, que profundas las palabras de tu mensaje al final, y son ciertas.